Después de una primera experiencia muy enriquecedora con voluntarios internacionales en 2020, quisimos repetir. Durante 2021 hemos recibido por segunda vez voluntarios en la Fundación Emys. Francesca, Judy, Laia y Marina. Por segundo año consecutivo, a través Cuerpo Europeo de Voluntariado hemos podido acoger por tres voluntarias a lo largo de 9 meses, apoyando las áreas de conservación, agricultura ecológica y gestión forestal, y comunicación y gestión de uso público.
Este programa de voluntariado ofrece a los jóvenes participantes la oportunidad de trabajar en una entidad unas 35 horas semanales a cambio de alojamiento, acompañamiento por parte de un miembro de la entidad, soporte lingüístico y un dinero para la manutención, el día en día y otros gastos. Para la Fundación Emys, el voluntariado internacional es una experiencia muy satisfactoria, que nos hace crecer, romper barreras culturales y nos enriquece como equipo. Esperamos poder darle continuidad en los próximos años.
En 2021 el proyecto empezó en febrero y terminaba en diciembre. La primera en llegar fue Laia, de Barcelona, a mediados de marzo, seguida de Francesca, de Monza (Italia), y de Judy de Corck (Irlanda), a mediados de abril. En octubre hubieron cambios, y la Marina, de Vilanova del Camí, se sumó al equipo hasta la finalización del proyecto. A continuación ellas le explican la experiencia del voluntariado de primera mano.
Francesca Conzi, voluntaria de apoyo en el área de Gestión Sostenible
Hola, me llamo Francesca, pero dime Fra, por favor!!
Si no se entiende del nombre, soy una chica Italiana. Hice el voluntariado European Solidarity Corps en la Fundación Emys de abril a diciembre 2021.
¡Durante estos ocho meses hice una de las experiencias humanas más bonitas que he tenido nunca! La experiencia del voluntariado internacional te da, en mi opinión, una oportunidad extremadamente valiosa. Poder conocer realmente una cultura distinta, eliminando progresivamente los prejuicios y la ignorancia. Sin embargo, a veces no es fácil integrarse y el miedo a sentirse fuera de sitio puede comprometer esta experiencia. Y eso, ¡era el único miedo real que tenía antes de embarcarme en esta aventura!
Con meses de diferencia, echando la vista atrás, me hace sonreír, porque dentro de la Fundación Emys y la comunidad de Santa Coloma de Farners he encontrado un entorno de inclusión y amabilidad que es muy raro de encontrar, desde el primer momento. Me permitió crecer sin miedo a equivocarme, sintiéndome en un ambiente seguro para poder participar activamente en todas las oportunidades nuevas y significativas que hice.
¡Con la Fundación entré en el mundo de la conservación de nuestro territorio, nuestra madre tierra, y eso me dio una sensibilidad aún mayor hacia este tema tan sensible y urgente! Poder tocar con mano una agricultura siempre más monótona, intentando a cambio de mantener un huerto que podría crear biodiversidad, participar en el seguimiento de tortugas y pequeños mamíferos, aprender el tema crítico de los espacios naturales en crisis por un turismo de masas, demasiado irresponsable.
Fueron actividades de gran valor educativo. Deseo de todo corazón a los próximos voluntarios que tengan la maravillosa experiencia que yo, con mis compañeras aventureras Laia, Judy y Marina, ¡vivimos!
Judy Murphy, voluntaria de apoyo en el área de Conservación
Laia Carbonell, voluntaria de apoyo en el área de Comunicación
En febrero de 2021 terminé la carrera de Biología y tenía muchas ganas de ser voluntaria en una entidad que trabajara por la conservación de la naturaleza, pero que tuviera muy en cuenta a las personas del entorno. Y justamente esto es lo que me llamó la atención de la Fundación Emys.
Desde el principio todo el equipo de la Fundación me recibió con los brazos abiertos y me sentí muy acompañada. Tenía muchas ganas de conocer a las dos voluntarias con las que conviviría y serían mis compañeras de vida en esta etapa. Desde el primer momento que nos conocimos, empezó a tejerse una relación de amistad y fraternal que ha ido creciendo durante los meses que ha durado el proyecto. He vivido momentos inolvidables con ambas, con Marina, que llegó más tarde, con el equipo de la Fundación y con la gente de Santa Coloma de Farners.
Trabajar en el área de Comunicación me ha dado muchísimos aprendizajes y me ha supuesto un reto: participar en la gestión de espacios naturales sobrefrecuentados, realizar la página web de un espacio natural o hacer campañas de comunicación ambiental, son algunas cosas que he podido aprender. Aparte de todos los aprendizajes paralelos como trabajar en equipo y con personas de otras culturas.
Las personas y el proyecto ESC han significado un cambio desde la vida de estudiante universitaria a la vida profesional muy llano, enriquecedor y dulce. Agradezco haber tenido esta oportunidad y recomiendo a la gente joven participar en un proyecto ESC!!
Marina Abad, voluntaria de apoyo en el área de Conservación
¡Hola! Soy Marina y he tenido la suerte de formar parte del equipo de la Fundación Emys como voluntaria europea.
Reducir la experiencia vivida en la fundación en unas palabras se hace complicado, ya que en Emys he podido crecer como persona, aprender de los demás y convivir con un grupo de gente que en pocos meses se transformaron en una familia. Mi objetivo al apuntarme al voluntariado era poder empezar a aplicar mis conocimientos adquiridos durante la carrera de biología y poder tener mi primera experiencia profesional. ¡Y lo logré completamente!
Estuve trabajando dentro del equipo de conservación donde he realizado seguimientos de tortugas, he restaurado ambientes húmedos, he realizado informes de renaturalización, etc. Pero sobre todo he trabajado con un gran equipo que me hizo sentir parte de los proyectos desde el primer día, que me ayudaba cuando tenía dudas y me apoyaba en todo momento. Siempre estaré muy agradecida a Ona, Santi y Julia por haber compartido conmigo todos sus conocimientos y experiencias, y por haberme mostrado que el hecho de trabajar en equipo va mucho más allá del trabajo. Pero en Emys no sólo he crecido profesionalmente, también he vivido experiencias personales enriquecedoras, he conocido a gente maravillosa y he hecho amigos y amigas siendo parte de una comunidad.
En pocos meses me sentí colomense, supongo que sobre todo gracias a los castellers Guillats de la Selva, que me acogieron desde primer momento con los brazos abiertos (si alguna tarde no sabes que hacer, te recomiendo 100% participar en sus ensayos es una buena manera de conocer gente y reír). Con el resto de voluntarias (Judy, Fray y Laia) también hicimos enseguida piña, el ambiente en casa era cálido y acogedor y siempre había algo que hacer. En resumen, ¡en Santa Coloma de Farners no he tenido ni un momento para aburrirme!
¡Sólo tengo palabras de agradecimiento y volvería a repetir la experiencia mil veces más!